Tras sufrir la operación de aorta y corazón a vida o muerte, la gente que me conoce coincide en decir que ahora soy mejor, más sociable, más simpático, más alegre. Creo que mi cambio se debe a que veo las cosas de otro modo, no quiere excitarme por cualquier cosa, no quiero discutir ni enfadarme por nimiedades o asuntos que no merezcan la pena. A la vez, agradezco en mi interior el estar vivo y en buenas condiciones, seguir disfrutando de la vida. No creo que me haya transformado en (...)