Piensen por un momento en todos los quehaceres cotidianos que realizan sin apenas prestar atención: caminar, conducir, darse una ducha… Guiados por un piloto automático, nos dejamos llevar, pues sabemos que el resultado de estas acciones suele ser bueno. ¿Alguien se ha preguntado quién demonios toma las riendas de estas acciones tan poco premeditadas?
Ver entrada completa y comentarios en el blog de Eduard Punset