Adiós, embrujo, fértiles colinas,
policromas, locuaces arboledas.
¿Hasta cuándo las vastas rosaledas
mantendrán la salud de mis espinas?
Eterno soñador, en las mezquinas
pasiones voy creando polvaredas,
dolientes robledales, tules, sedas,
fastuosas resonancias matutinas.
¿Dónde buscar los labios asesinos,
errantes en el soplo de mi vida?
¿Tal vez en el veril de la locura?
Me sonrojo, mas cruzo los caminos
del amor, en relevo (...)