Hasta hace poco tiempo, cuando todavÃa la hoz y el martillo eran los instrumentos simbólicos del miedo, el comunismo espantaba a la mayorÃa de las clases populares. De esa doctrina poco o nada sabÃan los hombres y mujeres de a pie; pero el emblema solÃa electrizar el sistema neuronal de los excluidos por el Gran Poder. Pero los tiempos cambian, y hoy no son tantos los que despotrican del marxismo. Tal vez sea porque lo que tenemos, principalmente los españoles, es un ideario (...)