Trescientas luces.
Centelleos de primavera entre flores,
verduras, tenderos y estallidos
se disolvieron bajo las bombas y pesares
.
Guiños aduladores y castos
resistiendo a la metralla homicida
se transformaron en muecas de dolor insolentes.
Noventa verdugos ennegrecidos
sobre los colores irisados y resplandecientes
con los estruendos sordos y asesinos
licuaron la sangre de los inocentes.
Trescientos albores se desvanecieron
en los relámpagos de una oscuridad (...)