Los días precedentes equivalen a caminar por una interminable pesadilla de escenas alucinantes. El cuerpo de Pedro Magdiel macerado por cuarentidós puñaladas. La sangre saliendo a borbotones de la cabeza del profesor Roger Bados. La Lic. Julieta Castellanos, Rectora de la UNAH, arrojada bárbaramente sobre el piso.
Una joven mujer desmayada, brazos en cruz, en una calle de Tegucigalpa. Otra, arrastrada por el duro pavimento. Más allá, un anciano con el cráneo hendido por certero toletazo. (...)