Barcelona, ciudad quemada.
Las rosas por sant Jordi, las pulseras,
el análisis métrico, las risas
de ocho primaveras.
Extrañas prioridades, embelecos,
pendientes y quimeras.
Collares y sortijas,
abalorios detrás de las trincheras.
Los reiterados b(v)e(r)sos en el éter.
Esperas.