Si no educan los padres, ni la Escuela, ¿quién educa a los niños?
La tecnología, como siempre ha sucedido, también es aprovechada por el mal para extender sus garras y almacenar su cosecha de sangre y dolor.
La agresión y la violencia no cesan. Ahora, se ha visto en televisión que un muchacho iracundo antifascista entra en el metro y le propina una brutal paliza a patadas y puñetazos a un neonazi sentado en su plaza; ambos, el agresor y su víctima, se conocían y se (...)