Rafael Nadal, sin quererlo, ha venido a enseñar, que el único sendero para la excelencia es la humildad, el esfuerzo, la perseverancia y el trabajo. Nadal es tan magnífica persona, como deportista; es síntesis del buen español, referencia interior de nuestros deseos, imagen de una conducta deseada y modelo de lo que querríamos ser. Ha alcanzado las alturas del deporte y las de la sociedad; su humanidad, sus cualidades y valores no tienen parangón, jamás se ha envanecido, el orgullo es tan (...)