De madrugada, después del festejo, el taxi se fue. Con ella y la abuela mimada. Ella le habÃa dicho a papá que, al otro dÃa, o ese mismo dÃa para mejor decir –porque era de madrugada-, no vendrÃa a almorzar; por lo que él –su ahijado preferido, quien también habÃa despedido –alborotado por el vino- a su novia Melisa, no pudo dormir en toda la noche porque ella habÃa asegurado que no vendrÃa