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Cultura en Argentina (XLVIII): El turno de las solicitadas

Carlos O. Antognazzi

Argentina



Los acontecimientos se aceleran y empeoran. Faltos de una política de Estado que permita brindar una imagen del país previsible, madura y confiable, que a su vez permita seducir a las empresas extranjeras deseosas de invertir sus capitales, Argentina derrapa de gobierno en gobierno, berretín tras berretín. Sufrimos el karma de lo azaroso, del avatar, de la irresponsabilidad presidencial que a su vez se aúpa y multiplica en la irresponsabilidad de caciques provinciales (y viceversa).

Cultura en Argentina (XLVIII):

El turno de las solicitadas

Los acontecimientos se aceleran y empeoran. Faltos de una política de Estado que permita brindar una imagen del país previsible, madura y confiable, que a su vez permita seducir a las empresas extranjeras deseosas de invertir sus capitales, Argentina derrapa de gobierno en gobierno, berretín tras berretín. Sufrimos el karma de lo azaroso, del avatar, de la irresponsabilidad presidencial que a su vez se aúpa y multiplica en la irresponsabilidad de caciques provinciales (y viceversa).

Como el diálogo entre Uruguay y Argentina parece cortado, al igual que los puentes que otrora hermanaban a ambos países, llegó la hora de hacerse escuchar a través de solicitadas y cartas. Abrió el fuego la empresa española ENCE en La Nación del 20/02/06. Lo siguió el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, en un texto demagógico y edulcorado (En defensa de la vida; La Nación, 22/02/06). Botnia, en La Nación del 10/03/06.

No sos vos, soy yo

Busti contrapone el río de los pájaros (que es lo que significa «Uruguay» en guaraní) con río de los peces muertos. Una imagen potente que, sin embargo, no puede escindirse de quien la dice: el gobernador de Entre Ríos nunca fue un paladín del medio ambiente, y si ahora se ocupa es más por razones políticas de sustento popular que por alguna eventual contaminación del río. Busti cuenta con el apoyo de Kirchner entre otras cosas porque fue el primer político que en noviembre de 2004 adhirió públicamente a la reelección presidencial (cfr. La Nación, 08/11/04, p. 08). Ahora las papeleras le dieron la oportunidad para posicionarse una vez más y ser el centro de atención; Botnia y ENCE vinieron a cerrar una peregrinación tediosa.

Kirchner no tiene tiempo de hablar con Tabaré Vázquez, pero puede dedicarle una hora a Bono o La Tota Santillán. Es cierto que los U2 se muestran eximios en Sunday body Sunday o Miss Sarajevo, pero Bono no visitó la Casa Rosada para discutir políticas de derechos humanos. Mañana 11/03/06 Kirchner y Vázquez coincidirán en Santiago de Chile en la asunción de Bachelet. ¿Querrán hablar entonces como adultos? Los cortes lo impiden. Busti se presentó a la justicia, y el juez adhirió a la tesitura del fiscal: debe actuar Kirchner, no la justicia. No puede desconocerse el tratado del Mercosur sobre la libre circulación de bienes, y hasta ahora los ladrillos no contaminan. Presumir que su uso será contaminante es un arma de doble filo, que exige cautela. Argentina puede entrar en un callejón de final incierto. Que acostumbre a hacerlo no disminuye los riesgos.

El tema ha sobrepasado a Vázquez y Kirchner como actores individuales, pues se ha mezclado la subjetividad de personas que de uno y otro lado de la frontera se sienten avasalladas, pero ambos son los que pueden (y deben) decidir. Le compete a Kirchner dar el primer paso.

Es una burla que el 01º/03/06 Kirchner le haya pedido indirectamente a su par uruguayo que detenga la construcción de las papeleras por 90 días cuando no fue capaz de responder a la carta que Vázquez le envío el 13/02/06 pidiendo el levantamiento de los cortes. Son dos conductas diametralmente opuestas: Vázquez pide que se termine con un delito; Kirchner avala ese delito por inacción y pide que se detenga una obra que es crucial para la supervivencia de Uruguay. Esta diferencia se transparenta también en la forma en que ambos países se manejan hacia dentro y hacia fuera. Argentina no sólo carece de buenos diplomáticos; carece también de una línea de conducta: hace poco un canciller, perteneciente al mismo partido que Kirchner, pretendió comprar la voluntad de los malvinenses regalándoles peluches del osito Pooh y elogiando las «relaciones carnales» que teníamos entonces con Estados Unidos. Si la metáfora fue desacertada, no lo fue menos su gestión y, en general, la de nuestros políticos acomodaticios y faltos de preparación.

Los cortes interrumpidos comenzaron el 03/02/06; hace más de un mes está impedido el acceso y egreso de Uruguay por tierra salvo por la frontera con Brasil. Sólo el puente de Concordia-Salto permite un débil nexo. Los cortes afectan también a Chile, que ha tenido que llegar a Uruguay por mar. Está en juego la supervivencia estratégica del Mercosur (cfr. Aciaga perspectiva para el Mercosur. Castellanos, 03/02/06).

Kirchner argumenta que en tres meses se podrán estudiar con detenimiento los controles ha implementar. ¿No puede hacerse el estudio durante los cuatro años que restan para que se termine la construcción? ¿En qué cambia que se demore una construcción que se terminará haciendo aunque no guste? El pedido de Kirchner supone una humillación para Uruguay. Y es un “globo”, porque ha reconocido el legítimo derecho que tiene Uruguay para la construcción. ¿Acaso parando 90 días dejarán de contaminar en el futuro? En realidad el Presidente quiere ganar tiempo para ver si puede convencer a los asambleístas de que levanten los cortes. Lo desgastaría innecesariamente el desplante que sufrió Busti.

Kirchner debió hacerles la misma petición a los asambleístas que están violando acuerdos y leyes internacionales, pero calló por temor al rechazo. Fue Busti el encargado de transmitir el mensaje el 03/03/06, pero fracasó. Como sostuve en otro capítulo (El boomerang está de regreso. Castellanos, 27/02/06) es fácil soliviantar a las personas para que salgan a la calle, pero es difícil hacerlas retornar a sus casas. El Gobierno provincial, primero, y el nacional después, avalaron la trasgresión de los cortes, y ahora carecen de fuerza moral para levantarlos. Por lo demás, Vázquez no puede impedir que Botnia y ENCE continúen una construcción que fue aprobada por el Gobierno. Se trata de una razón de Estado que comenzó hace casi veinte años. Kirchner y los asambleístas saben que no van a detenerlas. Su insistencia es una batalla perdida que sólo continua por el afán lúdico de un grupo de personas con más ánimo de tentar la utopía que de reconocer la realidad. No aprendieron que la utopía termina donde comienza la realidad: la política y la economía.

Blancos selectivos

Párrafo aparte merecen los ambientalistas que pregonan la contaminación que depararían esas papeleras, pero no actúan equitativamente ante emprendimientos argentinos que no tienen los controles que sí tendrán Botnia y ENCE porque así los exige la Unión Europea a todas las empresas cuyas casas madres están emplazadas en su territorio. La ONG Greenpace, por ejemplo, recoge firmas en Internet para que Kirchner impida la construcción. ¿Acaso Greenpace actúa frente a la celulosa de Capitán Bermúdez? ¿O frente a las del Alto Paraná en Misiones, que están contaminando a Paraguay? ¿Se manifiesta sobre el Riachuelo? ¿Y sobre las curtiembres y la contaminación del río Salado?

Cabe tomar con pinzas a esta agrupación, pues está siempre “en el lugar indicado”, es decir, donde hay tumulto asegurado y cámaras que potencian su publicidad. Da que pensar que intercedan en este caso y “olviden”, por decirlo con decoro, lo que ocurre dentro de la Argentina y mucho más cerca de su nueva sede en Capital Federal, en Chacarita. ¿Cómo diagraman su agenda? ¿Cómo seleccionan los actos a los que asistirán con bombos y platillos? Ser “políticamente correcto” no necesariamente tiene su correlato en el bienestar de la población, y en países como el nuestro suele deberse más a la figuración que al convencimiento.

No deja de ser curioso, porque paralelamente Greenpace ha declarado que, siendo la industria papelera una orientación general a la que tienden los países en esta época, lo mejor es tratar de establecer las condiciones idóneas para que se construyan afectando lo menos posible al medio ambiente. Esta actitud racional contrasta con el pedido de firmas para impedir la construcción. ¿Querrá Greenpace quedar bien con Dios y con el Diablo, pues ambos aportan a su causa?

Rotas cadenas

Recibí mails invitando a una excursión a Gualeguaychú que se realizará mañana 11/03/06, a favor de los cortes, y una señora muy aseñorada que se encarga de decir que a ella no le paga el gobierno de Entre Ríos, pero que las papeleras van a contaminar y que además al 90 % del papel se lo llevan los estadounidenses, no para editar libros y leer, sino para envolver regalos suntuosos. Es interesante observar el dislate y cómo estas cadenas de mensajes son reenviadas sin que medie el menor sentido común. Sorprende cuántas personas sucumben al embrujo pagano de Internet y reenvían mensajes sin detenerse a pensar a quién están favoreciendo con esa anuencia a ciegas.

Son coherentes con el sainete que representan Argentina y Uruguay. Dos países hermanos, con una cultura común que enlaza música y literatura, y con un destino también presumiblemente común, hoy se enfrentan por orgullo y la bobería de 20 personas. En los próximos días Kirchner deberá asumir la decisión política de ordenar el despeje de las rutas. Cuanto más demore, mayor será el costo. Veinte asambleístas no pueden manejar la agenda de dos países. La imagen que está dando la Argentina al mundo es lamentable, con una justicia prisionera del poder político y con una política que alienta a facciones de irresponsables y luego toma distancia con hipócrita impasibilidad, amparándose en una “objetividad” falaz (Kirchner recibe a los asambleístas, pero no responde la carta de Vázquez).

Tarde o temprano los asambleístas tendrán que regresar a sus casas, sea por cansancio y voluntad propia, o con la justicia y por la fuerza. En el primer caso, se salvaría elementalmente el “honor” de Gobierno. En el segundo, Kirchner y Busti deberán pagar los costos políticos.

© Carlos O. Antognazzi

Escritor.

Santo Tomé, febrero/ marzo de 2006.

Publicado en el diario “Castellanos” (Rafaela, Santa Fe, República Argentina) el 10/03/2006. Copyright: Carlos O. Antognazzi, 2006.

Este artículo tiene © del autor.

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