LA REBELIÓN DE LAS HORTALIZAS
A mi padre, don Ricardo Con Sanchún



Reunidos ante el fregadero,
tomo lista de los presentes;
de la acelga a la zanahoria
sólo el pepino estaba ausente.

Pensativo, el apio miraba
a la reservada alcachofa:
que seducida por el nabo
resplandecía en esta estrofa.

Luciendo su sensual vestido,
entre lágrimas , la cebolla:
abrazaba al fálico espárrago
que bailaba sobre la olla.

El primero en abrir la boca
fue el que había llegado tarde;
habló con firmeza el repollo:
de la caterva el más cobarde.

Mis estimadas hortalizas:
estamos aquí convocadas
en la lid contra genocidas
de millones de camaradas.

Las naciones explotadoras
han decidido el exterminio
del camote y la zanahoria
para erigir sus condominios.

Las naciones a las que aludo
se disfrazan de 'democracias';
usan la libertad como escudo,
llevan al mundo a su desgracia.

Son patógenos virulentos
que se sustentan del trabajo,
del sudor y los alimentos
de la gente que vive abajo.

La división de los recursos
que nuestra tierra nos obsequia,
está sometida al abuso
de esta congregación de bestias.

Cuántos millones han sufrido
por la codicia de estos avaros:
niños muriéndose de frío,
viejos muriendo sin amparo.

Aquellos que la tierra labran
con sangrientos dedos callosos,
no subsisten de lo que ganan,
son tratados como leprosos.

Las hortalizas que ellos venden
a las grandes corporaciones,
disfrutan de la misma suerte
cuando deprecian sus acciones.

Al igual que los campesinos,
los ancianos y los obreros,
corren su trágico destino:
terminan en el basurero.

Pongamos fin a esta injusticia,
abajo los explotadores:
¡librémonos de esta inmundicia
que vive de nuestras labores!

©1997, Ernesto Con, "El Poeta de la Periferia"