Le pedí a la princesa majadera que me diera cinco minutos de
tranquilidad para poder tomar nota de un cuento que me venía rondando. Ella
tiene la mejor voluntad de complacerme, el diálogo que sigue lo fui anotando en
mi agenda mientras intentaba concentrarme en el cuento.
– Sí, mamita linda, yo te quiero mucho y me voy a portar bien. No voy a
hablar para que escribas tu cuento... ¿cuánto demoran cinco minutos?
No puedo explicarle que demoran exactamente cinco minutos, (...)