LAS ESPIGAS DE CORESES
Aquel campo de austera belleza, tiznado únicamente por el color jalde de las espigas de trigo rubión, donde en los inviernos sobrepuja el frío vesperal y en los caliginosos estíos, el sol templado del alba, ilumina de claror, las parvas sendas que se abren entre la inmensidad dorada. Los ecos de la alborozada alegría de aquellos joviales muchachos, buscaban refugio en las angostas trochas, que conducían a un inextricable laberinto lampiño. Las risas y carcajadas de (...)